'La carga', el emblema cultural de los olotins

 

 

La carga, también conocida como Barcelona 1902, es una pintura al aceite de estilo realista de grandes dimensiones realizada por Ramon Casas entre 1899 y 1902 en Barcelona y que actualmente está expuesta a el Museo de la Garrotxa de Olot.

 

La escena no corresponde a un hecho real, si bien representa el ambiente de tensión social de final del siglo XIX en la Barcelona de la revolución industrial. Casas se inspiró en las detenciones hechas entre los anarquistas después del atentado de la calle de los Cambios Nuevos en Barcelona contra la procesión del Corpus, el 7 de junio de 1896, y que culminó en el Proceso de Montjuic.

Ramon Casas pintó la obra el 1899 con la voluntad de presentarla a la Exposición Universal de París de el 1900. A pesar de que gustó a las autoridades culturales, finalmente no pasó la selección previa para el concurso que se hizo en Madrid, probablemente debido a las dimensiones y la temática de la obra, y entonces Casas lo guardó a su almacén.

A la cabeza de un par de años Barcelona vivió varios episodios de revuelta social donde hubo varias cargas, y Casas aprovechó para hacer un par de modificaciones a la obra, cambiándole el título por el de Barcelona 1902, con la intención de presentarlo a la exposición del 1903, para aprovechar el eco de la huelga general de Barcelona de 1902, hecho muy divulgado en Europa, que dio al cuadre connotación de actualidad cruda y sangrienta.

El 1903 lo presentó pues a el Salon lleva Champ de Mares de el Salon de Beaux Artes de París, ya con el nombre de Barcelona 1902 y un año más tarde, el 1904, obtuvo la Primera Medalla a la Exposición Nacional de Madrid, donde la obra permanecería durante unos años.

El 1910 Casas hizo una obra similar a petición de su amigo Charles Deering. Cómo que Casas no solía hacer copias de sus obras hizo una versión u obra similar, conocida como La carga II. Situó la acción en la plaza Mayor de Vic con una pareja de la guardia civil cargando a pie contra la multitud, en lugar de la imponente figura a caballo del original. Esta obra actualmente se conserva en una colección americana.

El año 1906, el escultor olotí Miquel Blay, amigo de Ramon Casas, fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas artes de San Fernando y, posteriormente, entró a forma parte del patronato de el Museo Nacional de Arte Moderno. Con su capacidad de persuasión, en 1919 consiguió que el patrimonio Nacional dejas en depósito la obra al entonces conocido como Museo de Arte Moderno de Olot. Para Madrid se trataba de una obra incómoda por sus dimensiones y por su simbología de denuncia social y se consideró su traslado en Olot como un destierro de la obra.

La obra, a pesar de no tener ninguna relación con su ubicación, forma parte del patrimonio de los olotins que han convertido esta pieza en un emblema cultural de la ciudad y en la joya de la corona de la colección. Cuando durante la guerra civil española llegaron a Olot las obras de los museos de Barcelona, el doctor Joaquim Danés expresó su preocupación a los responsables de la Generalitat ante la posibilidad que La Carga fuera trasladada en Barcelona después de la contienda.

Gracias a los exámenes de los restauradors se descubrió que Casas había hecho algunas modificaciones en alguna de las figuras principales. Entre otras cosas, Casas había modificado la mirada del guardia civil, dirigiéndola más hacia la figura que había a tierra, así como las patas del caballo, que estaban en una posición mucho más amenazante, como punto de pisar la persona que aparece tirón a tierra.

El año 1975 fue reclamada por Madrid por primera vez con motivo del centenario de la restauración de la monarquía. El año 1982 volvió a viajar a Madrid, y después en Barcelona con motivo de la exposición antológica del autor al Palacio de la Virreina.

El recelo de las autoridades olotines se acabó confirmando después de su traslado a el Museo de Prado de Madrid para hacer una restauración el 1992. El regreso se aplazó excesivamente y la intervención de altos cargos políticos, junto con el descontento popular, permitieron el desbloqueig de la situación.

El año 2000 volvió a ser solicitado desde Madrid, si bien este golpe el intenso rebombori mediático y una pugna política derivaron en un informe de los técnicos que desaconsejaban que el cuadro se enrollara para ser transportado, puesto que se podía malograr. Este argumento, razonado en las dimensiones de la obra que no permiten su extracción del edificio, ha permitido que La Carga no haya salido más del Museo desde el año 1992.

 
Destacamos