Cuando hablamos de música en Cataluña es imposible no hablar del Palau de la Música Catalana. Un edificio emblemático, y símbolo del país, que fue construido por el arquitecto modernista Lluís Domènech y Montaner como ser del Orfeón Catalán entre 1905 y 1908.
El Palau de la Música Catalana es una perla arquitectónica del modernismo catalán, que se articula alrededor de una estructura central metálica recubierta de vidrio que, al recibir la luz natural, convierte el edificio más significativo de la obra de Domènech y Montaner en una caja de música mágica donde se combinan todas las artes aplicadas: escultura, mosaico, vitral y forja.
A continuación te desvelamos algunas de las curiosidades de este edificio singular que quizás desconocías.
Façana del Palacio de la Música
Patrimonio Mundial
El Palau de la Música Catalana es la única sala de conciertos modernista declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Recibió esta distinción el 4 de diciembre de 1997, y también fue declarada Monumento Nacional en 1971.
Homenaje a la cultura popular catalana.
La fachada del edificio es un claro homenaje a la canción popular catalana. Se pueden ver gente mayor, campesinos, niños, y también personajes de la burguesía. Unas figuras que quieren transmitir la idea que todo el mundo puede disfrutar del Palau de la Música.
Todo tipo de música.
La decoración de la entrada del escenario es un homenaje a la música en su conjunto. Se pueden ver personajes históricos de la música, desde el busto de Ludwig van Beethoven hasta el busto de Josep Anselm Clavé, autor de 'Las flores de mayo'.
Escenario de estrenos mundiales.
El Palau de la Música es un referente de la música sinfónica. La sala ha acogido grandes estrenos mundiales, y han tocado grandes leyendas de la música como Ígor Stravinski o Richard Strauss.
Una biblioteca única.
El Palau de la Música cuenta con una importante biblioteca. Entre su fondo, hay algunos de los documentos más antiguos de la ciudad, datados del siglo XV.