Como protesta durante la Bullanga de 1835, a Barcelona, el 6 de agosto de 1835, se incendió la fábrica Bonaplata. El detonante de la bullanga se originó a Reus, el 19 de julio, cuando miembros liberales de la Milicia Urbana fueron asesinados en las afueras de la ciudad por un grupo de carlinos. Como revancha se quemaron dos conventos y se disparó contra las casas de algunos absolutistas, resultando en 21 muertos.
Cuando las noticias de Reus llegaron a Barcelona, los barceloneses se unieron a las protestas atacantdo y quemando algunos establecimientos religiosos entre ellos el convento de la Mercè, el convento de Sant Francesc y el convento de Santa Mònica.
Para intentar controlar la situación, se enviaron a diferentes jefas militares, entre ellos el General Bassa, que fue asesinado durante el incendio de la Bonaplata y el derribo de la estatua del rey Ferran VII.