En Barcelona, el 3 de octubre de 1867, se inauguraba el que hoy se conoce como Teatro Romea. Se construyó en la capital catalana en 1863, en la calle del Hospital, donde había habido el antiguo convento de Santo Agustí. El año 1867 tomó el nombre de Teatro Catalán Romea, en honor del actor castellano Julián Romea y Yanguas, aconteciendo el local más importante de teatro en catalán, etapa que se inició con el estreno de La rosa blanca, de Frederic Soler.
El Romea es un teatro de tres plantas, con capacidad para unos 660 espectadores. El 1913 sufrió una reforma que renovó la maquinaria y la sala. El 1939 tuvo que cesar totalmente la actividad teatral en catalán y ofreció, por lo tanto, solo teatro castellano, retomando las representaciones en catalán en 1946.
Los años siguientes lo Romea fue el único teatro de Barcelona de programación habitualmente catalana. El año 2015 recibió la Cruz de Sant Jordi.