El 3 de diciembre de 1842, el ejército español, comandado por el general Espartero, bombardeó la ciudad de Barcelona desde el castillo de Montjuic .
La política librecambista del regent Baldomero Espartero, y los perjuicios que provocaba en la industria y los trabajadores había traído a una revuelta civil en Barcelona. El capitán general Antonio van Jalen y Sarti ordenó el bombardeo artiller de la ciudad desde esta posición con un millar aproximado de proyectiles. La acción artillera fue indiscriminada, provocando incendios por toda la ciudad. El balance final fue de 1.014 proyectiles lanzados, 462 edificios destruidos o dañados y entre 20 y 30 muertos.
De este episodio se recuerda el papel del diplomático francés Ferdinand de Lesseps, que consiguió entrevistarse con la cabeza de las fuerzas represoras para que se pararan los bombardeos, que fueran liberados numerosos detenidos y que se amortiguara la multa que se pensaba imponer en la ciudad. Estas actuaciones motivaron que años después (1895) Barcelona le dedicara una de las plazas más grandes y emblemáticas de la ciudad.