El Puente del Diablo de Martorell cuenta con una curiosa leyenda que rodea su construcción. Esta leyenda, que ha pasado de generación en generación y que también está recogida a la obra Costumari catalán del folklorista Joan Amades, esta historia:
" había una serventa que se tenía que pasar casi todo el día yendo a buscar el agua en la otra banda del río en una fonteta. Un día que el río bajaba muy lleno, dijo que valdría más darse al demonio que tener que hacer tantos viajes a la fuente. Al instante se le presentó un caballero que le prometé hacerle un puente en una sola noche a cambio de su alma. La serventa aceptó. El diablo, puesto que no era otro el caballero, se puso a continuación a trabajar con toda furia. Sólo carecía una piedra. La madrugada se acercaba. Al pasar el diablo por ante Can Cortés, el gallo de esta casa se puso a cantar anunciando el día. El diablo, que sólo puede trabajar durante las horas de la oscuridad, al sentir cantar el gallo creyó que ya era de día. No habiendo tenido tiempo de acabar el puente, dejó caer con rabia la piedra en tierra, y quedó derecha, tal como todavía hoy se encuentra, y hundida siete canes" (Compilación Joan Amades 1890-1959)