El 5 de agosto de 1391 el callo de Barcelona fue asaltado y saqueado. Los disturbios continuaron hasta el día 7, cuando el tumulto de gente se dirigió hacia el Castillo Nuevo para asediarlo, puesto que se encontraban refugiados la mayor parte de los judíos que consiguieron escapar del primer ataque. Para hacerlos salir del Castillo Nuevo, prendieron fuego a la puerta de entrada y desde las casas cercanas atacaron los judíos con ballestas y armas.
El martes día 8 los judíos se rindieron y salieron del Castillo Nuevo. Fueron bautizados masivamente a la catedral o en otras iglesias cercanas. Si alguien se negaba al bautismo, los entregaban en manso del tumulto de gente que los daba muerto. Muchas mujeres se negaron a bautizarse. Se calcula que murieron unos 300 judíos. Algunos consiguieron escapar. La mayoría pero, fueron obligados a bautizarse.