Tió de Nadal

TRADICIÓN

La historia del entrañable Tió de Nadal

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El Tió no pot faltar per Nadal
El Tió no puede faltar por Nadal | Bernat Millet

 

 

Cuando llega la noche de Nadal, pocas son los hogares que no mantienen la tradición de hacer cagar el Tió. Después de días alimentándolo, muy tapado con su manta, llega el momento que hace las delicias de los más pequeños que, palo con mano, cantan y golpean el tronco para conseguir sus regalos.

 

Una tradición que no es va, y que tiene una larga historia a su detrás. Para conocerla, tenemos que retroceder unos cuántos siglos. La idea surgió de la voluntad de garantizar que la natura no perdiera su fertilidad durante los meses de invierno. Un sabio quiso rendir un homenaje a la natura en el momento en que, con el solsticio de invierno, esta quedaba dormida.

 

Poner el tió en casa era un símbolo de veneración , y él como regreso, calentaba el hogar. Por eso se el atiava con un bastón, para mantener su rescoldo. Con los años, este regreso se sustituyó por golosinas, símbolo de la abundancia prometida después del invierno.

 

 

Y como no podía ser de otra manera, no tardó a aparecer una canción que acompañaría el ritual, el actual Caga Tió.

 

El Tió llega a los hogares unos días antes de Nadal, normalmente por Santa Llúcia (13 de diciembre), y se guarne poniéndole cara, patas y barretina. Nunca falta la manta para cubrirlo y protegerlo del frío, y cada día hay que darle comer.

 

Así hasta el 24 de diciembre por la noche, o el 25 a mediodía, cuando, tapado con la manta, los más pequeños (y también los adultos) el atien con un bastón mientras cantan su canción. Al acabar, y levantar la manta, aparece la recompensa. Dulces y regalos por todos los que lo han cuidado!